lunes, 24 de noviembre de 2008

Estudio de procedencia




Entre los almogávares ha habido elementos de muy diversa estracción étnica: aragoneses, catalanes, serranos, alanos, albaneses, etc...todos los que se iban englobando. Un historiador catalán dice que la mayoría son catalans, aragonesos i SERRANS. Con serrans se refieren a la gente de las montañas de Albarracín y Teruel, que no estaban completamente asimilados a Aragón, (Albarracín fue la última comarca en incorporarse a Aragón y su población era de origen mozárabe, muladí y navarro). Una comarca de Valencia se llama "Los Serranos" como referencia a los repobladores, y en esa comarca no se habla el catalán valenciano, sino un castellano de substrato aragonés, (el churro), y hay una puerta de Valencia capital llamada "portal dels serrans". Las Comunidades de Teruel y Albarracín tuvieron mucha autonomía dentro de la Corona de Aragón, hasta el punto que algunos especilistas en derecho medieval se plantean si formaron parte del "Reino de Aragón", en el estado federal llamado "Corona de Aragón",. que englobaba a muchas entidades políticas con varios grados de autonomía y autogobierno. La unificación de los fueros de Teruel y Albarracín con el general de Aragón se produjo en la época de Felipe II, como castigo por su apoyo al Justicia de Aragón.

Ha habido una compañía de lanceros ALBANESES entre los almogávares. La presencia de ALANOS se explica porque hubo un reino alano en el norte del Caucaso norte, cristiano, que tenía buenas relaciones con Bizancio, y que fue destruido por los mongoles en el S XIII. De estos alanos descienden los actuales OSETAS del Causaso norte y Georgia. Después de la destrucción de su reino parte de esos alanos emigraron a Moldavia-Besarabia, asociados a los Kumanos o Kipchaks occidentales, (no a los jázaros, que llevaban extinguidos como pueblo varios siglos, quizás la confusión venga de que los kipchaks orientales son los antepasados de los Kazakos o Kazajos, que suenan parecido). Los kumanos también eran aliados de Bizancio, (frente a los Pechénegos). Los húngaros permitieron el asentamiento de kumanos y alanos en Hungría en el S XIII a cambio de que progegieran Hungría frente a las incursiones mongolas, bajo la condición de que se convirtieran al catolicismo. Los eslavos denominaban a los alanos yasi, (o algo parecido, voz que se relaciona con saka y como yazigues, otros pueblos de la rama escita o sármata). Todavía hoy una comarca de Hungría tiene nombre de alano, (Jaszsag), y la gente se considera descendiente de esos alanos del S XIII. En Moldavia-Besarabia se les menciona hasta mediados del S XV y todavía hoy la capital de la Moldavia rumana tiene nombre alano, (IASI). Entonces no todos emigraron a Hungría, algunos se quedaron, y siguió practicándose la religión católica en Moldavia durante algunos siglos, (existió allí la diocesis católica de Cumania), y sus descendientes de mezclaron con transilvanos húngaros o rumanos fugitivos dando lugar a la etnia llamada en Moldavia Ceangai, o Csangos. Otros alanos se asimilarían a otros grupos étnicos. Igual que los kumanos de Hungría fueron utilizados como mercenarios por los búlgaros medievales del segundo reino búlgaro, no tiene nada de extraño que bizantinos y almogávares hayan requerido los servicios de alanos que vivieran en las cercanías del Mar Negro, eso sí no se si serían alanos del Caucaso o de Moldavia-Besarabia. Creo que también hubo almogávares GRIEGOS, pero no tengo información concreta.
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sábado, 22 de noviembre de 2008

Bizancio de Ramón J. Sender

Por Rocafort
Salud, hueste... Hete aquí que estoy leyendo (devorando, más bien) una magnífica novela de un paisano mío, don Ramón José Sender Garcés, titulada BIZANCIO, así, a secas, que seguramente muchos de vosotros conoceréis y hasta habréis leido, pero que me gustaría comentar y recomendar vivamente desde este foro por varias razones. La primera es la razón más simple: porque es una novela espléndida, muy bien documentada, con un estilo realmente ameno, interesantísima y de una modernidad apabullante... ¡para haber sido escrita en el año 1956! Es decir, mucho, mucho tiempo antes del "boom" literario de la novela histórica que tan en boga está en nuestros días gracias a José Luis Corral Lafuente, Ángeles de Irisarri, Matilde Asensi y un largo etc, Ramón J. Sender abría el camino de esa tendencia en la década de los 50 y con una amenidad que pocas veces se encuentra en este tipo de literatura. La segunda razón, es porque se trata de una obra de Sender, y cuanto ha salido de la pluma de este caballero, aragonés nacido en Chalamera (Huesca), es una obra maestra: desde el Requiem por un campesino español hasta Crónica de Alba, Imán, Carolus Rex y tantas otras. Literatura española y aragonesa de la buena, de la de libro de texto. Y tratándose de una obra centrada en el ámbito de la hueste almogávar, tan de nuestra historia, tan de la Corona de Aragón, es fácil imaginar que don Ramón echa el resto en sus páginas y engancha desde el primer capítulo al lector. Y la tercera y última razón es porque entre sus páginas uno no sólo encuentra el hilo de una historia espléndidamente contada e imaginada sino también una serie de datos perfectamente introducidos en sus lugares adecuados que resultan sorprendentemente precisos, fruto de un trabajo concienzudo de biblioteca, de archivo, de investigación antes de coger la pluma y empezar a escribir. Ya quisieran muchos que se dicen historiadores escribir con la seriedad y el conocimiento de que hace gala Sender tanto en Bizancio como en todas sus obras. Lo que pretendo en este post es ir entresacando poco a poco las frases, las curiosidades, los datos y las anécdotas que vaya encontrando en el libro y que me resulten más llamativas e interesantes con dos fines: darlas a conocer a la hueste almogávar del siglo XXI y comentarlas de la manera que os parezca oportuna. La edición que estoy leyendo corresponde a la editorial Montesinos, año 2000, de manera que no citaré más que la página de donde haya extraido el correspondiente fragmento. Y como el movimiento se demuestra andando, vayamos con las primeras citas: Capítulo I: Roger de Flor ha desembarcado en Constantinopla y dicta normas acerca de cuál ha de ser el comportamiento de la hueste en la ciudad: "Roger de Flor había dado la orden de conducirse dentro y fuera de los cuarteles con arreglo a las ordenanzas de su ejército y no a las leyes del país. Naturalmente esas ordenanzas eran bastante estrictas y Muntaner las había limado de tal manera que no rozaran ni hirieran las costumbres de la tierra. Es decir, que no suscitaran incidentes. Los almogávares eran gente dispuesta a convertir cualquier incidente -sobre todo por la noche- en una hecatombe. Una de esas ordenanzas era la de no conducirse de una manera individual, es decir, independiente del ejército. Si alguien les exigía algo, si algún griego tenía algo que reclamar, ellos debían remitirlos a sus superiores jerárquicos (...) Cada almogávar era un soldado de tal escuadra, de tal sección y tal compañía, no un individuo con su nombre, es decir, con responsabilidad propia..." (pág. 25/26) Vamos, que Roger de Flor conocía perfectamente a sus hombres y sabía que no iban a aguantar ni una broma por parte de nadie. Así que la disciplina se aplicaría con toda su crudeza, pero se aplicaría desde dentro de la propia hueste. Y aún así: "... llegó el príncipe Miguel muy excitado, diciendo que un almogávar había desafiado a dos caballeros de la corte de Andrónico que se habían atrevido a reírse de su traje. Les dijo el almogávar que estaba dispuestoa pelear a pie contra los dos montados y armados de punta en blanco, es decir, cubiertos de hierro (...) El Emperador les autorizó a combatir y fueron a armarse para el combate. El almogávar a pie, calzado de abarcas y con las espinillas protegidas por cueros curtidos por dentro, frotaba su espada contra el suelo y decía algo como un conjuro entre dientes (...) los habría matado a los dos si el Emperador no interviniera diciendo que era ya bastante y que daba la victoria al almogávar. Había sucedido la refriega en poco más de un minuto. La gente gritaba: ¡Bravo, vítor!" (pág. 22) ¡Como para ponerse tonto con los soldados de la Compañía...! Bueno, y de momento lo dejo aquí para que vayáis opinando...

viernes, 21 de noviembre de 2008

La Batalla de Cefis


El 13 de marzo del año 1311 a la orilla del río Cefís, los Almogávares entregaron una de sus batallas más famosas y victoriosas en el marco de la campaña de expansión por el Mediterráneo. A inicios del siglo XIV, los Almogávares se introdujeron a Tessàlia, territorio en manos de los Francos desde la 4rta cruzada, y fueron contratados por Gautier de Brienne, llegado de Atenas, para repelir los griegos. Nuevamente, los catalanes, como en campañas anteriores, resolvieron la batalla brillantemente pero, en acabarla, descubrieron que no solamente no los querían pagar, sino que los expulsaban de Atenas. Las presiones de la alianza Venecia-Constantinopla sumadas al deseo de Gautier de Brienne de poner fin a la Compañía Catalana que iba camino de convertirse en una leyenda, hizo que los saliera a buscar, todo reuniendo el mejor del mejor de la caballería europea. Los almogávares se dieron cuenta que se encontraban en una franca inferioridad numérica, no bien aprovecharon las posibilidades que se los ofrecía el terreno. Se van instaLar a la llanura de Queronea, la gran llanura que trae a Tebes donde el río dibuja numeroso meandros y forma el lago Copais, hoy siento. Entre montañas, en aquella amplia depresión por dónde pasan los caminos de Tesalónica en Atenas y comunican con Macedonia, la cuenca de Tessàlia y Àtica, el terreno plano hasta perderse de vista, cubierto de herbassars, ofrece campos de batalla propicios para la acción ofensiva y las cabalgatas. Aquel terreno podía tentar a la caballería franca pero no a la infantería almogávar. Pero es allá, a la ribera derecha del Cefis, tocando los pantanos y el lago, no lejos del camino de Tebes donde deciden presentar batalla. El enemigo, piensan, creerá que el terreno los es ventajoso y acudirá confiado.
La estrategia estaba calculada. Los almogávares escogen el lugar con precisión y preparan el terreno acuradament. Delimitan el frente de batalla con atrinxeraments. Delante de esta línea, donde se proponen atraer el enemigo, conducen las aguas del río Cefis por la vía de pequeños canales que excavan por inundar el terreno que los herbassars disimularán. Hecho esto se sitúan en pos del campo inundado, en terreno siento, en la distancia apropiada para sus armas de tiro. Esta era una apuesta extremadamente arriesgada puesto que no había retirada posible, habían quedado atrapados entre el lago Copais, el río Cefís y el enemigo franco, no había más opción: luchar o morir. Al cabo de unas horas los francos empezaron a aparecer en el horizonte y en posición de batalla, encabezados por Gautier de Brienne. L’ejército franco era tanto superior e imponente, que los únicos aliados de los catalanes, los turcoples, soldados turcos de religión cristiana y que hacía más de cinco años que estaban con los catalanes, huyeron en desbandada, hecho que debilitaba las fuerzas en caballería y aumentaba más la superioridad de los franceses. En cambio, l’ejército catalán se vio reforzado por unos 500 catalanes mercenarios que habían sido contratados por los francos. Los soldados se negaron a luchar a favor de los franceses: la sangre catalana sólo podía derramar d’una sola banda y ellos, no’s enfrentarían a sus hermanos. Los catalanes se encontraban sólo, pero unidos.
12.000 soldados y 3.000 caballeros francos, s’enfrentaban a 3.000 almogávares a pie y 500 a caballo. Con esta desigualdad de fuerzas empezó la batalla. El ejército de los francos, que vendía del sur se presenta al frente que los almogávares ya ocupaban. Se despliegan paralelamente al ejército enemigo. De este modo Gauiter se encontraba dónde los almogávares querían, justo en pos del campo inundado pero que, bajo los herbassars, ofrecía el aspecto limpio y plano de una campo de torneo. La Gran Compañía s’había situado justa al otro lado. A la izquierda tocante al pantano, la derecha cubierta por la caballería.
Los franceses tiraron una primera carga, pero de mica en mica el lodo los fue frenando hasta quedar inmovilizados, debido al peso de las armaduras y los caballos. Seguidamente los francos tiraron una segunda carga de caballería, pero esta corrió la misma suerte que l’anterior. Ya estaban a disparo de los almogávares, y empezó a caer sobre ellos una lluvia de flechas y dardos. Al grito de Sant Jordi! y Despierta Hierro!, las filas de almogávares salen de sus atrinxeraments, espada y daga en mano, cayendo encima de los caballeros desmontados buscando las juntas de sus armaduras por asestarles un golpe de gracia mortal. muy pronto deja de ser una lucha por convertirse en una matanza. Los caballeros francos son apuñalados y degollados sin poder oponer defensa. Y por redondear, los turcoples, que se habían mantenido al margen en la batalla, viéndola decidida a favor de los de siempre se lanzan a rematar el trabajo. Delante de l’astorament de los franceses los almogávares van abalanzarse sobrE un enemigo indefenso el cual no los resultó nada difícil de exterminar. Mientras la infantería almogávar eliminaba metódicamente y un por un todos los prohombres y caballeros más influyentes del reino de Francia la caballería catalana se tiraba sobre una infantería francesa puesta en retirada. En la batalla murieron el mismo Gauiter de Brienne y la mayoría de sus nobles y caballeros, y aun cuando el botín reunido por los almogávares fue considerable, más que oro y esclavos, esta vez sería un verdadero territorio en tierra griega.
El día siguiente eligieron como capitán Roger Desllor. La batalla representó el fin de la vida andante de la compañía catalana y su establecimiento al ducado de Atenas. Con esta batalla los catalanes reforzaron su prestigio en tierras griegas, a l’exterminar una parte muy importante de la nobleza francesa. De facto, los catalanes se convierten en una clase d’Estado, por el momento sin señor, una cosa inconcebible en aquella época, por lo cual van a la protección del rey Frederic III de Sicilia, que los otorga su protección en 1317. La batalla representó el fin de la vida errante de la compañía catalana y su establecimiento al ducado de Atenas, que retuvieron durante más de setenta años. La bandera de las cuatro barras ondeó durante todo este tiempo al Partenó. Después, el año 1318, extendieron su dominio al sur de Tessàlia, dónde constituyeron el ducado de Neopàtria, unido al de Atenas, incorporándose los dos a la Corona de Aragón en tiempo de Pere IV.

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miércoles, 19 de noviembre de 2008

honderos almogávares

Reproducción de un hondero almogávar y su honda de cuero trenzado.



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